Descripción
Su estratégico emplazamiento y proximidad a los recursos hidrológicos y las tierras de cultivo, propiciaron la ocupación del cerro sobre el que se asienta el castillo desde la Edad del Bronce (II milenio a.C.) y durante las épocas ibera y romana (siglos V a.C.-IV d.C.). De estos momentos solo se conservan bienes muebles, por lo que es imposible precisar las características de las distintas ocupaciones.
Tras un largo paréntesis de seis siglos, habrá que esperar hasta el siglo X para volver a tener información de la ocupación del cerro. Parece que en estos momentos hubo un poblado en altura, del que se tiene constancia por unos pocos fragmentos cerámicos de clara adscripción califal, descubiertos en los trabajos de documentación de la fachada del Palau.
A principios del siglo XI, coincidiendo con la ruptura del poblamiento que afecta a estos poblados, se planificó el ?i?n de Castalla, dependiente de la Taifa de Denia. Éste constaba de un área militar en la parte superior del cerro, de la que se ha conservado el aljibe del Pati d’Armes, de un hipotético albacar en las laderas norte y oeste, y de un núcleo poblacional amurallado en las laderas sur y este. Otros elementos que formarían parte de este conjunto son la posible segunda línea de muralla, situada entre el núcleo poblacional y el área militar superior; y una posible necrópolis.
Bajo el gobierno de los almohades (siglos XII-XIII), probablemente se construyó la muralla este –según se desprende del análisis de su morfología constructiva–, y se transformó la organización interna del área militar del castillo (que todavía sería la cabeza administrativa de la comarca). Se ignora si las transformaciones afectaron al resto de bienes –hipotético albacar, etc.– situados en el cerro.
La incorporación a la Corona de Aragón tuvo lugar pacíficamente en 1244. Ésta se produjo a finales de año, durante el asedio de Biar (Alicante), cuando un grupo de caballeros aragoneses junto con el último gobernador almohade, sayyid Ab? Zayd, ocuparon la plaza.
En la centuria siguiente, su lamentable estado de conservación y el peligro de su captura por los castellanos en el contexto de la Guerra de los dos Pedros (1356-1365); motivaron –antes que mandar demolerlo– al rey Pere IV a donarlo en feudo a Ramon de Vilanova i Lladró de Vidaure (20 de septiembre de 1362), I Barón de Castalla. Este acto, realizado en contra de la voluntad de los habitantes de Castalla, aseguró su defensa y buen mantenimiento. Además, marcó el inicio de una serie de importantes transformaciones, que se extenderán durante el siglo XV. En primer lugar, se produjo la planificación y construcción del Palau y el Pati d’Armes.
Durante el siglo XVI, se produjo la remodelación de la fortificación con la construcción de la Torre Grossa, en 1529. Esta es la última actuación de envergadura que se llevó en el castillo. En el siglo XVII no desempeñó un papel militar, pues no posee elementos de la guerra moderna, como almenas para cañones o muros terraplenados para resistir la artillería. Posiblemente cayó en desuso y se abandonó en este momento. En este sentido no es descartable que sus elementos comenzasen a ser reutilizados por los vecinos de Castalla.
En el siglo XVIII ya se encuentra completamente abandonado, aunque durante la Guerra de Sucesión Española se limpió el aljibe del Pati d’Armes para utilizarlo como almacén. Durante este conflicto, debido a su ubicación estratégica, fue utilizado por los ingleses, en marzo de 1707, como puesto de control. Esta misma función tuvo en la centuria siguiente, durante las dos batallas que tuvieron lugar en Castalla en el marco de la Guerra de la Independencia. En la primera –21 de julio de 1812–, sirvió como atalaya defensiva de las tropas francesas. En la segunda –13 de abril de 1813–, fueron las tropas inglesas las que aprovecharon el cerro del castillo como punto defensivo y de control
A partir de este momento se convierte en testigo silencioso de la visita de gentes y de la comarca que dejaron sus referencias sobre diversos temas, como la Guerra Civil, la posguerra y su visita al castillo a través de un sinfín de grafitos.
Entre los años 2003 y 2006, se produjo la intervención arquitectónica, en el Palau, el Pati d’Armes y la Torre Grossa. Esta actuación, clave en la recuperación social del castillo, ha mejorado el estado de conservación de la fortificación y la ha transformado en un bien cultural accesible.
Como se ha señalado, el castillo se compone de tres partes:
Palau: Posee una planta pseudorectangular, con torres en tres de sus ángulos, cuatro alturas y estancias organizadas alrededor de un patio central con aljibe. La torre circular presenta troneras de cruz y orbe. El sistema de acceso se encuentra en la cara este del edificio aunque, en primer lugar, es necesario salvar una rampa ascendente y un corredor de acceso rectangular. Desde el punto de vista castellológico el Palau pertenece al tipo de construcciones –junto con el Castell de Forna, el castillejo de Olimbroy, el castillo-palacete de Cox y el castillo de Crevillent, todas ellas en la provincia de Alicante– denominadas domus maior, caracterizadas por su función doméstica como residencia del señor feudal. Fue construido entre la segunda mitad del siglo XIV y a lo largo del siglo XV.
Pati d’Armes: Se trata de un gran espacio abierto, que alberga una serie de estructuras, con distinto grado de conservación, pertenecientes a diferentes momentos históricos:
Andalusí
Taifal (siglo XI)
Almohade (siglo XII-1244)
Cristiano
Medieval (1244-1299, siglos XIV y XV)
Moderno (siglo XVI)
Las estructuras corresponden a espacios de almacenaje –en algunos casos con hogares–, abrevaderos, cobertizos y/o establos para animales, viales para el tránsito de personas y animales; y canalizaciones y depósito de agua. El patio está delimitado por dos lienzos de murallas uno al oeste y otro al este, que conectan el Palau con la Torre Grossa. La muralla oeste presenta merlones y aspilleras bajo la línea de éstos, mientras que la muralla este carece de ellos. Además, en la muralla oeste se encuentran los orificios de los antiguos manteletes. Por otro lado, la muralla este no guarda ningún tipo de coronación, quedando solo los restos de una pequeña torre de planta rectangular y arranque de muros en talud. En ella se encuentra la puerta de acceso a la fortificación. Ésta es de sillería, formando un arco de medio punto en el exterior y rebajado en el interior, con marcas de cantería. En su parte superior quedan restos de un matacán. Las murallas y la puerta de acceso han sido adscritas, tradicionalmente, a los siglos XIV y XV. Pero, a partir de los resultados de la actuación arqueológica en el Pati d’Armes, los autores de la misma han planteado la hipótesis de que la muralla este se construyese durante los siglos XII y 1244 (fase andalusí almohade). Ésta sería reutilizada por los cristianos tras la ocupación del castillo, aunque realizarían modificaciones como la construcción de la puerta entre la segunda mitad del siglo XIV o algún momento indeterminado del siglo XV.
Torre Grossa: Construcción situada al sur del recinto amurallado y construida en ca. 1529. Es de planta circular y posee dos alturas, rematadas por una cubierta con merlones aspillados. Su acceso se realiza por una puerta de arco de medio punto de sillería. Presenta algunos elementos de intención artística como una ventanilla con arco conopial que ilumina la escalera, una gárgola y un ihesus, junto con elementos defensivos, funcionalmente inútiles por su incomodidad de acceso y escasa visibilidad, como cuatro troneras para arma de fuego de la planta baja. Ambas plantas están cubiertas por una bóveda semiesférica resueltas con un sistema de encofrado perdido de cañas.