Descripción
Al parecer, el sitio fue fundado por los musulmanes en el siglo IX como baluarte estratégico de la zona, ya que se sitúa en una colina de pizarra que domina un extenso terreno y es un paso obligado por la Vía de la Plata. En su parte más vulnerable (el noroeste), los almohades levantaron la alcazaba, que más tarde sería castillo cristiano. En el año 1160 el pueblo fue conquistado por Fernando II. Una vez bajo dominio cristiano la villa se amuralla entera —anteriormente solo lo estaba una parte— y se construyó el castillo citado, que no fue el definitivo tal y como se ve en la actualidad. Después de tener varios dueños, la villa pasó a ser de la Casa de Alba, siendo el primer duque de la casa don García Álvarez de Toledo el cual levantó el actual castillo entre los años 1473 y 1478 y ostentó su posesión hasta el año 1830.
El pueblo de Granadilla cacereño se llamó Granada durante la Edad Media hasta que la conquista del Reino de Granada por los Reyes Católicos Isabel y Fernando en 1492. A partir de entonces le pusieron el nombre de Granadilla para evitar confusiones.
Desde 1960, cuando fue ocupada por el Estado, pasó a pertenecer al municipio de Zarza de Granadilla. Anteriormente fue un importante pueblo, capital de la comarca conocida como Tierras de Granadilla y cabeza de partido judicial. Fue desalojada a mediados del siglo XX, al transformarse en zona inundable debido a la construcción del embalse de Gabriel y Galán. A día de hoy permanece bajo esa catalogación de forma oficial, a pesar de que en ningún momento ni el pueblo ni el castillo ha llegado a estar inundado, ni siquiera con el embalse lleno. En 1980 la villa fue declarada Conjunto histórico-artístico y, cuatro años después, en 1984, elegida para su inclusión en el Programa de Recuperación de Pueblos Abandonados.2A este pueblo solo se puede acceder por la bacheada carretera que parte de Zarza de Granadilla y que penetra en el pueblo a través de la puerta de la muralla.
A mediados del siglo XV la «Casa de Alba» pasó a ser la dueña de la villa de Granadilla. El primer Duque de Alba, don García Álvarez de Toledo, tomó la iniciativa de construir el castillo hacia los años setenta de este siglo, junto a la muralla, con una parte fuera de ella y, posiblemente, sobre los cimientos de alguna fortificación musulmana. A través del historiador Cooper se sabe que el cantero Juan Salado intervino en la construcción del castillo y que recibió por ello varios pagos entre 1473 y 1478.
Llama la atención su esbeltez, la perfecta simetría de formas y la fábrica de sillería tan cuidada con la que se construyó. Tiene forma prismática de sección cuadrangulár a la que se le añade en cada uno de sus lados un donjon semicilíndrico a modo de torre adosada. De esta forma resulta que su planta es «polilobulada», es decir, tiene cuatro lóbulos de los cuatro donjones y cuatro salientes en esquina de su planta cuadrangular. Tiene una barbacana en la parte interior del castillo, cosa que ha extrañado a historiadores y estrategas militares, ya que donde hacía más falta la barbacana para una mejor defensa era en el exterior, como ocurre en el Castillo de Coria, también en Cáceres. Todo el perímetro superior está recorrido por un almenaje con merlones apuntados rematados por pequeñas bolas y con troneras en el antepecho. Todo lo anterior está estructuralmente soportado por ménsulas o voladizos que están unidas por dinteles que llevan labrados dos pequeños arcos formando una figura bilobulada entre dos ménsulas consecutivas. El constructor le ha añadido a la estructura defensiva una nota plástica poco frecuente en estos casos. En el interior, las distintas estancias están cubiertas por bóvedas de cañón. En el centro del castillo se levanta un cuerpo retranquedo a modo de «torre caballera». Los artífices de la obra fueron De Troya, Juan Carrera y Tomás Bretón.